Los abogados y la corrupción
por Fernando del Mastro
“Si un abogado sabe que alguien está incurriendo en un acto de corrupción, no puede hacer como si nada hubiera pasado”.
No hay duda de que cuando un abogado corrompe a una autoridad
se configuran un delito y una falta ética de la mayor gravedad. Pero ¿qué pasa si un abogado se entera de que otro corrompe o es
corrompido? ¿Si sabe que su cliente o su colega corrompe? ¿Qué debe hacer si se entera de que una autoridad cobra por sus sentencias?
se configuran un delito y una falta ética de la mayor gravedad. Pero ¿qué pasa si un abogado se entera de que otro corrompe o es
corrompido? ¿Si sabe que su cliente o su colega corrompe? ¿Qué debe hacer si se entera de que una autoridad cobra por sus sentencias?
Desde una visión privatista de la profesión se diría que el deber de un abogado es defender a su cliente, no denunciar la corrupción en que incurren otras personas. Esta idea está anclada en muchos profesionales del derecho, quienes no sienten que tienen una responsabilidad con algo que trascienda su propio interés individual. Sin embargo, la opción del Código de Ética del Abogado es otra: la abogacía “cumple una función social al servicio del Derecho y la justicia” (art. 2) y tiene como misión “la defensa de los derechos de
las personas y la consolidación del Estado de derecho, la justicia y el orden social” (art. 3).
las personas y la consolidación del Estado de derecho, la justicia y el orden social” (art. 3).
En nuestro contexto actual, lamentablemente, no puede extrañarnos que muchos abogados que no son corruptos no hagan nada frente a la corrupción que tienen al frente. Probablemente la mayoría ni siquiera conozca las normas éticas, y menos aún sienta que la corrupción los afecta al punto de tener que hacer algo.

Comentarios
Publicar un comentario